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Atrasa una hora el reloj, una hora más de sueño o de baile, al gusto

Atrasa una hora el reloj, una hora más de sueño o de baile, al gusto

En la madrugada del ultimo sábado al domingo de octubre, entra en vigor el horario de invierno. Hay que atrasar los relojes una hora, de modo que a las 3.00 volverán a ser las 2.00.

Es una tradición que todos los españoles se han acostumbrado a vivir dos veces al año; en primavera se adelanta el reloj una hora para entrar en el horario de verano y en otoño se atrasa para que mande el horario de invierno. 

No son seis meses exactos, la hora veraniega es un mes más larga, pero su efecto visual más claro está en las horas de luz solar, mucho mayores entre marzo y octubre, y que decrecen súbitamente con el cambio otoñal, hasta alcanzar su mínimo en el solsticio de invierno, hacia el 21 de diciembre, en el que viene siendo el día más corto del año.

El cambio de hora obedece a una directiva europea que afecta a todos los Estados miembro de la Unión. La práctica de atrasar el reloj una hora en invierno y adelantarlo en verano se generalizó de forma desigual a partir de 1974, al producirse la primera crisis del petróleo en cuya respuesta algunos países decidieron adelantar el reloj una hora para poder aprovechar mejor la luz del sol y, gracias a ello, consumir menos electricidad en iluminación.

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Se aplica como directiva desde 1981 y ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años, según explica el Ministerio de Industria, Energía y Turismo.