¿El libro o la película?

El pensamiento extendido de que un libro siempre es mejor que su versión audiovisual, es para mí como mínimo una comparación desafortunada.

Ya que el propio lenguaje de cada soporte es totalmente diferente y se ve transformado en la adaptación cinematográfica tanto en tiempo, en el nivel de detalles, como en la propia visión, ya que el libro precisamente su posibilidad de ser un imaginario, hace que cada lector tenga su propia representación.

Pero debatir, si la letra es mejor que la imagen, o si la fidelidad de la obra es aceptada, creo que es de lo más cuestionables, por el hecho de que el cine siempre nos ofrecerá otro tipo de experiencia.

También muchos estarían de acuerdo conmigo que algunos directores y guionistas nos han sorprendido con grandiosas películas que toman su historia de un libro, llegando a superar a la «sagrada palabra”.

Curiosamente, estos filmes logran despertar en algún espectador tanto su curiosidad como para incitarles a la lectura del libro.

Cito algún caso sin ninguna duda a equivocarme:

– «El resplandor” de Stephen King, adaptada por Stanley Kubrick.

– «Trainspotting” de Irvine Welsh, donde Danny Boyle lo logra con una cinta junto a Ewan McGregor.

– «Dune” de Frank Herbert, adaptación a manos de David Lynch.

– La novela de Robert Bloch «Psicosis”, obra maestra del cine, dirigida por Alfred Hitchcock.

– «El padrino”, «El Mago de Oz”…

Sin obviar claramente que grandes películas tienen de base un gran libro, como por ejemplo:

– «Blade Runner”, basada en la novela ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’, escrita por Phillip K. Dick.

– «El silencio de los corderos” de Thomas Harris.

– «El curioso caso de Benjamin Button”, un relato corto escrito  por F. Scott Fitzgerald.

– «El diario de Noah” de Nicholas Sparks.

– «Una mente maravillosa” de Sylvia Nasar.

Lo que me recuerda al chiste de las ratas que, en una filmoteca, estaban mordisqueando una película; una de ellas pregunta: ¿te gusta?, a la que otra responde: me gusto más el libro.