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Un pan con mucha historia…

Un pan con mucha historia…

Apostando por lo nuestro

Por Vanesa Santana

Hablamos del pan de puño que cuando empiezas a probarlo no sabes cuando terminas, a mi me pasa que empiezo por una punta y me lo termino entero.

Pero hablamos de un pan que tiene años y años de historia, tanto que hablamos de más de 250 años.

Para los amantes del buen pan, este es un referente. Vamos a contar la historia de un pan que nació de las manos de mujeres que lo elaboraban ellas mismas y después salían con un burro a vender los panes por los pueblos vecinos.

Esta historia nace en el pueblo Gran Canario de Ingenio de la mano de las panaderas del barrio. Elaboración tradicional y sigue así, cocido en horno de leña que por aquella época habían pocos, tanto que se alquilaban por horas para poder realizar las distintas casas sus propios panes. Son muchos nombres los que recuerdan los mayores del pueblo como, Juana, Florentina, Antoñito de la cuesta, Lina… entre algunos artesanos más. Pero si nos paramos en Lina, hoy su legado continua y siguen manteniendo la historia viva, pudiendo disfrutar de ese pan, llamado el pan de puño de Amaro.

La receta no creo que tenga mayor secreto pero si ha ido evolucionando. La clave la buena masa madre, partimos de ingredientes básicos: harina, agua, sal y levadura natural. Por aquel entonces se realizaba con harina de trigo moruno o trigo sarraceno que era característico y por aquel entonces un cultivo muy presente, hoy en día este cultivo prácticamente ha desaparecido. Una buena fermentación de más de 24 horas, a partir de ahí se empieza a crear una masa compacta en el lebrillo, amplio recipiente tradicionalmente de piedra, donde se amoldará la masa con los puños (de ahí la denominación de pan de puño), después fermentación y le realizamos esa cruz que tanto que lo identifica.

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Hay que situarse en un alimento considerado imprescindible que aportada saciedad y una gran dosis de energía, proteína, fibra y diversos minerales. Solo o en compañía de algunos otros alimentos era la materia alimentaria básica de nuestros mayores durante muchos años. En la actualidad es un placer gastronómico sin ninguna duda pero que no represente la importancia nutricional o fisiológicas de épocas pretéritas.

Un lujo para el paladar gracias a muchas personas que se esfuerzan por mantener la tradición y el producto de gran calidad: el pan de puño, un alimento para nuestra historia.