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Donde hacerte un Piercing y su historia

Donde hacerte un Piercing y su historia

La perforación de las orejas, la boca o la nariz para colocar ornamentos o joyas es una práctica antigua que continúa presente en la mayor parte de las sociedades contemporáneas. Estaba asociada a factores estéticos, teniendo su origen en rituales de iniciación a la vida sexual o el paso de los jóvenes a la madurez en las sociedades tribales.

En algunas tribus de Borneo, por ejemplo, se hacían perforaciones en la región de los genitales masculinos y los jóvenes llevaban implantes de hueso en el glande.

El piercing también está asociado, en algunas culturas, a técnicas decorativas, como los tatuajes, la colocación de aros en el cuello o anillos y cintas para comprimir los genitales, o a prácticas religiosas. Así, los seguidores de ciertas religiones tradicionales asiáticas realizan un piercing ritual en las mejillas y la lengua para dar testimonio de su estado de trance. 

Estos rituales también eran habituales entre los nobles mayas, que agujereaban sus lenguas y genitales como parte de un ritual sangriento, mientras que los fieles devotos se perforaban la piel en las festividades religiosas. Mediante estas prácticas pretendían romper los límites del ego y trascender alcanzando otros estados de conciencia. Los indios americanos compartían el mismo concepto místico y realizaban danzas rituales suspendidos mediante artilugios que se atravesaban en la piel.

Estas prácticas sobrevivieron al paso del tiempo, aunque con notables variaciones. En la época victoriana algunos periódicos ya mencionaban la existencia de piercings con joyas en los pezones y el pene. De hecho, uno de los piercings más populares recibe el nombre de Príncipe Alberto, quien fuera marido de la Reina Victoria de Inglaterra ya que, según indican las crónicas de la época, llevaba un anillo en el pene que le permitía colocar adecuadamente sus genitales a derecha o izquierda dentro de los estrechos pantalones de los uniformes de la época.

Aunque se sabe poco sobre estas técnicas en el siglo XIX y principios del XX, existen evidencias que indican que los piercings en la lengua, los pezones y los labios eran habituales en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial.

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El renacer de algunas técnicas decorativas, como los tatuajes, hizo que el piercing se hiciera popular entre el movimiento punk en la Europa de los años 70, que adoptó esta práctica como medio de provocación y para expresar su disconformidad con la sociedad. Así, el piercing fue pasando a otros colectivos, como los homosexuales o los sadomasoquistas, y alcanzó las altas esferas de la moda y la cinematografía.

En los últimos treinta años, el estatus del piercing ha cambiado y quienes los llevan ya no son personajes marginados de la sociedad. De hecho, la industria de los piercings y tatuajes es una de las que más rápido ha crecido.

La aparición de nuevas modalidades decorativas, como el implante de objetos bajo la piel para modificar la superficie y las quemaduras o cicatrices decorativas, auguran un próspero futuro para este tipo de prácticas.