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Barquillo, al rico barquillo…

Barquillo, al rico barquillo…

Es ese el cantar que recuerdo de pequeña, mientras jugaba en la playa de Las Canteras y de repente a media mañana escuchabas… “Barquillo, barquillito… al rico barquillo”.

Ese cante era el signo de que llegaba el verano a la capital, aunque en esta playa da igual verano que invierno, siempre la vivimos y sentimos.

El mar, la arena, el cielo y en aquellos días despejados la mejor imagen del Teide, o los increíbles atardeceres, pero sin olvidar las toallas, las sombrillas… ¡qué recuerdos!.

Dicen, que ya por los años 30, hay historia de los barquilleros de la playa, una profesión que pasaba de padres a hijos, generación tras generación.

Ese hombre que o bien iba con pito o gritaba a viva voz “Barquillo, barquillo..” con su ropa blanca y su cesta de mimbre o bien el cilindro, como los que aún mantienen algunos en Madrid.

En el 2007 nos dejó Miguel “El barquillero”, un auténtico personaje de esta playa, por su vestimenta, por sus años y sus historias. Hijo y padre de “barquilleros”.

Estar cerca de él era oler el paraíso, ese olor a vainilla, tostados, eran muchos que los fabricaban ellos mismos, con los años, hace unos 20 años empieza una pequeña fabrica a elaborar estos barquillos planos. Con simples ingredientes, harina, azúcar, grasa y aroma de vainilla.

Esa galleta de barquillo, que cruje y tiene un sabor tan especial, en las mañanas o en las tardes no dejen de disfrutarlos y ayudar a que este producto persista entre nosotros.

¿Recuerdan comerlo?

Hoy en día podemos encontrarlos en diferentes tiendas, heladerías, como en la de Peña la Vieja. Aunque en la búsqueda de información me han dicho que hay un joven que sigue saliendo a vender por la playa.

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¡¡Como en los viejos tiempos!!

Foto portada:

Vendedor de barquillos en la playa de las Canteras.

 Las Palmas de GC. 1965. Foto N Muller. ARCM.