¡¡QUE TE PAGUEN CON SAL DE GRAN CANARIA!!

Apostando por lo nuestro
Por Vanessa Santana Hernández
Muchos años atrás, en la época de los romanos, la sal era tan valiosa que los pagos se realizaban en paquetes de sal, que después se usaban como moneda de cambio.
La cantidad de sal que recibía el nombre de “salarium”, término donde años después derivo en esa palabra que usamos cada mes cuando cobramos el salario.
Hoy les invitamos a visitar las salinas de Gran Canaria, un tesoro que en los últimos años va cogiendo fuerza y cada vez más reconocimientos.
¿Sabes cuantas salinas tenemos?
La historia dice que hubo más salinas de las que pensamos por toda la isla, era esa relación entre el mar y sol, para obtener ese producto que se enmarca dentro de los trabajos más tradicionales y antiguos el mundo. La mano del hombre ha hecho el resto para alumbrar la sal marina que resplandece en pequeñas montañas por todas las salinas, algunas de ellas con muchos siglos de historia.
Hablamos de que aproximadamente para finales del XIX en las Islas Canarias trabajaban y producían más de 60 salinas, la mayoría localizadas en las islas orientales, de las que hoy en día quedan muy pocas y de estas supervivientes 5 se encuentran aquí:
Salinas Bufadero, de Arinaga, de Tenefé, de Agaete, de Bocacangrejo.
Las cuales han sido declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) o por su interés natural o por un espacio donde su avifauna es única.
¿Has visitado alguna?
Pues hoy te hago una propuesta, donde no solo vas a disfrutar del patrimonio paisajístico sino de una comida con mucho “sabooorrr”. Les invito a conocer las salinas de Tenefé, que se encuentran en la bahía de Pozo Izquierdo. Fueron construidas a principios del XVIII por el gran consumo de este producto para la realización de las salazones. Ahora mismo funciona como centro de interpretación para conocer mucho más la cultura de este gran producto, la sal.
Luz blanca y sabor inigualable…
¿Se vienen conmigo?