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“We can do it”: La historia del icono feminista

“We can do it”: La historia del icono feminista

Conocida posteriormente, en la década de los 80, como ‘Rosie the Riveter’, es uno de los símbolos de empoderamiento femenino a nivel mundial más conocidos.

Rosie nació en 1942, se dio a conocer en un momento difícil para los estadounidenses, ofreciendo herramientas a las mujeres para encontrar la igualdad al género masculino. Invitaba a las mujeres a trabajar en los oficios tradicionalmente pensados para hombres, fábricas de armamento o vehículos bélicos. La imagen, creada por el artista J. Howard Miller, se trata de una mujer con su brazo derecho flexionado y el puño cerrado para sacar fuerza, con un rostro firme y la frase “We can do it (podemos hacerlo)” como título.

El cartel está basado en una fotografía en blanco y negro, tomada a una trabajadora de una fábrica de Michigan llamada Naomi Parker Fraley​, que fue quien realmente inspiró la imagen, aunque se pensó durante décadas que la modelo era Geraldine Doyle por atribución de la imagen por parte de ésta. Después de la guerra, trabajó como camarera en Doll House, un restaurante en Palm Springs, California. Fue en la década de los 80 cuando la imagen salió de nuevo a la luz. «No lo podía creer. Sabía que en realidad era yo en la foto», afirmó Fraley al ‘Oakland Tribune’ en 2016. «No quería la fama ni la fortuna. Pero sí quería mi propia identidad», aseguró Fraley a la revista People en 2016 ya que su historia fue eclipsada por otras mujeres estadounidenses que fueron identificadas como la modelo que inspiró el cartel del artista J. Howard Miller. ue el profesor James J. Kimble quién comenzó a buscar a la verdadera ‘Rosie the Riveter’ en 2010, una búsqueda que lo llevó a Fraley.

La mujer trabajó en la base aérea de Alameda, en el estado de California, cuando tenía 20 años de edad, junto con su hermana Ada, desmontado la creencia que circuló durante años de que fue Geraldine Hoff Doyle la mujer que inspiró a Rosie.

Historia de la imagen

El mundo atravesaba la larga Segunda Guerra Mundial, y los hombres tuvieron que dejar sus hogares y trabajos para defender al país. Así es como el gobierno de Estados Unidos tuvo que crear ideas para incentivar a las mujeres a reemplazarlos en las fábricas, apelando a su deber patriótico y a otros factores que las beneficiarían, como conseguir su propio sueldo y sentirse orgullosas de ser esposas, al estar insertas en el mundo laboral para “proteger” a sus maridos. Pensamiento que reinaba en aquellos tiempos. Era muy común la utilización de las mujeres con fines propagandísticos.

De hecho, las chicas Pin-Up, tradicionales imágenes de mujeres bonitas y sexys que habían surgido en los años ´20 como rupturistas de los esquemas de la opresión patriarcal, fueron reutilizadas en los ´40 para servir de amuletos patrióticos a las tropas estadounidenses a través del Nose Art. Las fetichización del cuerpo femenino, representado por las pin-up eran el incentivo del gobierno para sus tropas, a quienes se les instruía para exponer en sus cubículos esas imágenes que “elevaban” la moral de los soldados, los “incentivaba” a combatir.

Incluso era muy común que los fuselajes de los aviones incluyeran estas imágenes. En un sentido similar otro póster de la época luego resignificado por la cultura pop es Manten la calma y sigue adelante (Keep Calm and carry on), en cuyo caso se trata de una producción del Reino Unido pensada para los ciudadanos que tenían a sus familiares en la guerra. La invitación al empoderamiento femenino tuvo buenos resultados, aumentando en un 10% la cantidad de mujeres trabajadoras en 4 años.

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No obstante, este papel era sólo por un tiempo, ya que al terminar la guerra las mujeres tuvieron que volver a ser amas de casa, sin imaginarse que la imagen que las motivó a tomar las riendas del mundo laboral sería un ícono incluso hasta 70 años más tarde.

“We Can Do It!”, también conocida como “Rosie the Riveter”, es una imagen simbólica que inspiró a millones de mujeres a lo largo de los años y está presente aún en la memoria colectiva como un ícono de la cultura popular

Fuente: oyememagazine /biobiochile