Colectivo Gamá, 27 años de lucha por unos derechos que siempre debimos tener

Gamá significa “¡basta ya!” en amazigh, la lengua aborigen de Canarias, y se utilizaba para zanjar un combate.
El Colectivo Gamá nace en 1994 para poner fin a la discriminación hace 27 años. Se trata de la asociación de lesbianas, gais, trans y bisexuales más antigua del Archipiélago. Su trabajo incansable ha servido para impulsar las leyes que hoy garantizan los derechos de las personas LGTBI.
Para hablar de Gamá hay que hablar de los inicios del movimiento LGTBI en Gran Canaria. Después de aquel primer encuentro en el López Socas en 1980, donde un millar de personas exigían amnistía para las encarceladas por su orientación o identidad sexual disidente y la derogación de las leyes por las que continuaban siendo perseguidas, dos grupos de personas LGTBI que se reunían para hablar de su diversidad decidieron unirse e impulsar algo grande que se llamó Gamá.
La entidad abre su primera sede en La Isleta y en un principio trabajan de forma interna, en su propio autoconcepto, en una etapa en la que era muy necesario el empoderamiento y la aceptación de la diversidad en primera persona.
Gama decida organizar la primera manifestación del Orgullo Gay, como se le llamaba entonces, el 30 de junio de 2001.
“Fueron momentos de mucha tensión porque teníamos miedo de que no la secundaran”, explica Ricardo González, coordinador y expresidente de Gamá.
Fue un verdadero éxito de convocatoria; más de 3.000 personas salieron a la calle a defender la libertad de ser y amar. Y, año tras año, la celebración del orgullo se ha ido ampliando y llegando a más gente hasta convertirse en lo que es hoy: una celebración popular de la diversidad.
El colectivo Gamá cuenta con personal técnico del ámbito social, educativo, jurídico, administrativo, psicológico y de comunicación para ofrecer una atención integral gratuita a las personas LGTBI de Gran Canaria.
Situada en la calle Tomás Morales 8, Las Palmas de Gran Canaria, Gamá existe gracias a sus socios y socias pero también a las administraciones públicas, que cada año apoyan los proyectos de ayuda al colectivo y de acciones por la igualdad que benefician a toda la población.
Porque una sociedad que acepta y valora la diversidad es más libre y sobre todo más feliz.
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